martes, 12 de mayo de 2009

Descripción de una persona triste

“Nos vemos padre”, se despidieron las tres señoras al salir de una visita al sacerdote del pueblo. “Dios las bendiga, nos vemos este domingo en la misa”, contesto el padre Roberto con su notoria sonrisa. Se montaron las tres señoras en el pequeño auto de una de ellas y se fueron de camino a sus casas. No pasaron cinco minutos, un fuerte sonido estremeció a los vecinos cercanos a la parroquia. De momento ambulancias, policías y la tan temida cinta amarilla de no pasar. La señora, que le llamaremos Carmen, había fallecido en ese fatídico accidente. El policía a cargo de la investigación vió el zapato tirado en el suelo y a diferencia de otras ocasiones su rostro se lleno de una notable ansiedad. Era tan similar a los zapatos que acostumbraba a utilizar su mamá que imaginó lo peor. Continuaba sus pasos con mucho cuidado y miedo hacia el cuerpo de la señora. Su rostro se lleno de angustia, se frunció la frente y un grito de fuerte dolor se escucho: “noooo, ella no Señor, a ella no te la lleves Padre”. Se llenaron sus mejillas de lágrimas y sus ojos no podían parar. De pronto cayó al suelo agachado y sin fuerzas. El gran policía en ese momento, lo que necesitaba era el abrazo genuino de sus compañeros de trabajo que estaban junto a él en el terrible accidente.

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